Para nadie es un secreto que el fentanilo y otras drogas sintéticas están generando una grave crisis de salud pública en México, especialmente entre los jóvenes. Estas sustancias son altamente adictivas y potencialmente mortales, y su uso puede tener consecuencias devastadoras para la salud y el bienestar de quienes las consumen.
El fentanilo es un opiáceo sintético que se utiliza comúnmente para tratar el dolor crónico, pero también se usa ilegalmente como una droga recreativa. Es mucho más potente que la heroína y puede causar una sobredosis fatal en cantidades muy pequeñas. Además, el fentanilo se mezcla a menudo con otras drogas, como la cocaína y la metanfetamina, lo que aumenta aún más el riesgo de sobredosis.
En México, el fentanilo y otras drogas sintéticas se han vuelto cada vez más comunes en los últimos años. Según las estadísticas del gobierno, el número de muertes relacionadas con drogas sintéticas en México aumentó en un 537% entre 2014 y 2019.
Los jóvenes están especialmente en riesgo ya que a menudo son los que experimentan con estas drogas por primera vez, las cuales tienen graves consecuencias para la salud. Además del riesgo de sobredosis, estas sustancias pueden causar daño cerebral, problemas respiratorios, enfermedades del corazón y otros problemas de salud a largo plazo.
También tiene implicaciones más amplias para la sociedad, como que su uso puede conducir a comportamientos peligrosos y delictivos, lo que aumenta el riesgo de violencia y delitos en el país. Desde luego, la demanda de estas drogas lleva también a un aumento en la producción y el tráfico en México y en todo el mundo.
Es por ello que esta problemática vislumbra la necesidad de una reforma legislativa que aborde el problema de manera integral. En primer lugar, es necesario mejorar la regulación y el control de la producción, distribución y venta de fentanilo y otras drogas sintéticas. Lo cual incluye la implementación de medidas para rastrear el origen de las drogas y prevenir su entrada ilegal al país.
Precisamente, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, propuso hace algunos días una iniciativa para combatir la producción y el tráfico de fentanilo y metanfetamina, así como la creación de un sistema de vigilancia sobre el uso de precursores químicos, además de mayores sanciones penales y administrativas por actividades ilícitas.
Con la reforma propuesta se crearía el Sistema Integral de Sustancias (Sisus) como plataforma de control, registro y autorizaciones de permisos por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Y es que es necesario fortalecer las sanciones para aquellos que producen, distribuyen o venden fentanilo y otras drogas sintéticas.
También es importante contemplar las medidas para mejorar la coordinación y la cooperación entre las diferentes agencias gubernamentales involucradas en la lucha contra el tráfico de drogas. Esto puede incluir una mayor colaboración entre la policía, el sistema judicial y las autoridades de salud pública.
Asimismo, se deben establecer recursos y programas para el tratamiento y la rehabilitación de personas adictas a estas sustancias, lo cual puede incluir la creación de centros de tratamiento especializados y la ampliación del acceso a servicios de tratamiento de drogas.
Y es que no podemos perder de vista que estas sustancias son altamente adictivas y peligrosas, y tienen efectos devastadores en la salud física y mental de los jóvenes que las consumen.
Por ello estoy convencido que además de esta reforma, es muy importante que la juventud tenga acceso a recursos y servicios de apoyo que les permitan mantener una buena salud mental y emocional. Esto incluye servicios de salud mental, programas de prevención de drogas y actividades extracurriculares que fomenten su desarrollo positivo.
Es vital que los jóvenes entiendan los peligros y riesgos del uso de fentanilo y otras drogas sintéticas. La educación sobre el abuso de drogas y la promoción de estilos de vida saludables pueden ayudar a prevenir el uso de estas sustancias peligrosas. También es fundamental que se brinden recursos de tratamiento y apoyo para aquellos que ya están lidiando con la adicción a las drogas.
Es así que se debe contemplar la implementación de programas de educación y prevención del abuso de drogas, en los que se enfaticen los riesgos y peligros del consumo de fentanilo y otras drogas sintéticas, pero también en los que se promuevan estilos de vida saludables, los cuales incluso podrían tener un carácter obligatorio en escuelas y universidades.
De igual forma, es necesario impulsar las actividades deportivas, artísticas y recreativas, las cuales pueden ayudar a los jóvenes a desarrollar habilidades sociales, a fomentar la autoestima y la confianza en sí mismos, así como a mantener una buena salud física.
Pero lo más importante para lograr la efectividad de estas acciones es sumar el esfuerzo de todos los sectores del país, por ello hoy más que nunca necesitamos trabajar de la mano del Presidente y de los Poderes de la Unión, ya que si realmente queremos tener un mejor país debemos visualizar que luchar contra el fentanilo es apostarse por el futuro de México.
con información de : Columna Fernando Manzanilla publicada en E-Consulta