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Un Mayor sistemas de seguridad y modernización en el transporte propone Fernando Manzanilla en E-Consulta

Ya no es una novedad que en Puebla todos los días se registren asaltos a las y los usuarios del transporte público. De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), tan sólo de enero a noviembre de 2022 se acumularon 544 carpetas de investigación por el delito de robo en el transporte público, de las cuales al menos el 80 % fueron en transporte público colectivo (camiones o combis) y el resto en el transporte público individual (taxis).

Este desafortunado panorama representa el pan de cada día de miles de poblanos y poblanas que deben hacer uso de este servicio público, tan fundamental para desempeñar las tareas cotidianas como lo es el trasladarse a los centros educativos, laborales o para recibir algún servicio como puede ser el médico.

Y es que cada vez es más frecuente saber que los usuarios son víctimas de delitos como el robo y la violencia en vehículos de transporte público, muchos de los cuales no solo se realizan en áreas peligrosas de la ciudad o en horarios nocturnos, sino son perpetrados en lugares céntricos y a plena luz del día.

Incluso, la propia Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) se ha convertido en uno de los lugares predilectos de los delincuentes, quienes, de acuerdo con los testimonios de usuarios, tienen un “modus operandi” muy organizado para despojar a los pasajeros de celulares, carteras, relojes, joyas y de cualquier objeto de valor que lleven en ese momento.

“Subirte al camión es echarte un volado, ya que no sabes si vas a llegar con bien a tu destino y con todas tus pertenencias, por lo que en mi familia hemos optado por llevar un celular viejito listo en caso de que se suban los rateros”, me compartió hace algunos días una vecina de San Ramón, quien me dijo “ya le han tocado” dos asaltos.

Lo peor es que estos actos de violencia no solo se han quedado en perjuicios materiales, ya que también se han registrado en Puebla pasajeros heridos e incluso asesinados por resistirse al asalto.

Pero éste no es el único problema del transporte público, ya que las y los usuarios deben lidiar también con un servicio sobrecargado, principalmente durante las horas pico. Esto puede hacer que el viaje sea incómodo y peligroso, especialmente para las personas mayores o las que tienen dificultades para desplazarse.

Incluso, en algunos casos, los usuarios tienen que esperar mucho tiempo para que llegue su transporte, lo que puede retrasar sus planes y hacer que pierdan tiempo.

Basta tener presente que, según datos de la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT), en la zona metropolitana de Puebla hay 1.3 habitantes por vehículo, mientras que por cada una de las 241 rutas de transporte público que circulan a diario, hay 9 mil 91 personas.

El Sistema RUTA también ha sido rebasado ya que sólo ofrece tres líneas en su sistema troncal y 32 en alimentadoras.

Aunado a todo esto, es una realidad que el transporte público no está en las mejores condiciones debido a la falta de inversión y de mantenimiento adecuado, no solo de los vehículos, sino también de las calles de la ciudad, muchas de las cuales están llenas de baches y topes. Esto puede llevar a situaciones peligrosas como accidentes o fallas mecánicas.

Al respecto, no ha faltado el camión que en su ruta se queda sin frenos, lo cual sumado a la impericia e imprudencia de algunos choferes, se proyecta en accidentes viales como son choques y atropellamiento de peatones y ciclistas.

Ante este complejo panorama no podemos quedarnos de brazos cruzados. Es muy importante actuar para frenar los estragos que representa esta bomba de tiempo, muy en especial en la población más vulnerable de la entidad.

Urge que las autoridades locales de la capital poblana emprendan operativos de pasajeros seguros en las diferentes rutas, además de que estos sean de manera continua y no sólo en momentos específicos que solo sirven para que se tomen la foto.

Desde luego, es necesario que exista un sistema de videovigilancia de las unidades, así como botones de pánico conectados a los Centros de Respuesta Inmediata. Asimismo, se debe invertir en mejorar las vialidades, ya que son un factor que impacta de manera directa en las condiciones de las unidades.

Pero, de manera prioritaria, se debe fortalecer el trabajo coordinado con las autoridades estatales que permita concretar un proyecto integral de modernización del transporte público e incluso la proyección de nuevos medios. Aprovecharé el espacio de la columna de la próxima semana para abordar la visualización de una propuesta en este sentido.

Con información de: Columna de Fernando Manzanilla en E-Consulta

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